PARA PENSAR
¡Qué
absurdo! Si te fijas, los hombres estamos continuamente con el yo en la boca:
que si me han dicho, si siempre tengo que hacerlo yo, si me tienen manía, si
era mío o para mí, que si yo he metido el gol, si yo le dije y entonces .... si
me apetece a mí, qué pensarán de mí, ... y mil frases más que conjugan con
distintos verbos el yo, a mí, mío.
Y el miércoles de ceniza, la Iglesia nos recuerda: polvo eres y en polvo te convertirás. ¿Sabes qué quiere decir eso? Dios creó el cuerpo de Adán de la tierra, y nuestro cuerpo volverá a ser tierra con la muerte. Y nuestra alma volverá a Dios:
a) Si es una persona que ha amado a Dios se quedará disfrutando de Dios ya para siempre.
b) Y si es una persona que ha amado el yo, lo mío y el a mi, no podrá estar en el Cielo porque allí sólo pueden ir los que han querido y quieren a Dios; y éstos también ya para siempre.
Por eso empieza así la Cuaresma: tenemos que ir amando a Dios y olvidando -matando- el yo. Es tiempo para recordar que mi cuerpo se convertirá en polvo; recordar que tengo que cuidar la vida de mi alma; pedir más perdón por mis pecados; prepararme para recibir la salvación y el amor de Jesús que conmemoramos en la Semana Santa.
Dile a la Virgen que te gustaría vivir la Cuaresma como Ella quiere que lo hagas. Y pídele que te recuerde y te ayude a hacer con cariño este rato de oración estos 40 días. Le darás una alegría a Jesús. Se lo merece.
(Mari P.)
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