Tras todas las solemnidades celebradas, ahora estamos llamados a profundizar en el misterio pascual y a vivirlo en el desarrollo de la vida ordinaria. Enriquecidos por la palabra, nos preparamos con humildad y caridad cristiana para ser una comunidad en salida, abierta a la fuerza del Espíritu y transformadora de nuestra sociedad. (Mari Pe)
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