Y
hacemos un repaso de las obras de misericordia y pensamos cómo cumplo yo con
ellas. Nos
cuesta ser misericordiosos a veces con los más próximos y entonces nos vamos a
la parábola del buen samaritano. Jesús nos enseñó estos caminos para nuestra
vida.
Y
también nos contó de modo parabólico que no se sabe cuándo Dios nos va a llamar
a su lado. Cuantas veces nos cuesta perdonar, corregir fraternalmente,
no juzgar, no chismorrear, aceptar los inconvenientes…
Somos humanos y sabemos que Dios nos ama. Intentemos seguir las obras de misericordia y ponernos en lugar del otro.
Aceptemos con paciencia los defectos de todos y nuestra debilidad. Demos
amor y aceptemos el amor que se nos da. Para
que al atardecer de la vida tengamos un aprobado, pues el sobresaliente sólo lo
tienen los santos, que los hay, los ha habido y los habrá. Pero es tan difícil. Intentemos amar aunque duela, cueste y
desfallezcamos.
MARI
PE.
3 comentarios:
Quien me iba a decir mí, que mi madre sería examinada del amor al día siguiente.
Quien me iba a decir mí, que mi madre sería examinada del amor al día siguiente.
Quien iba a pensar que esa misma semana mama s'examinava del amor
Publicar un comentario