miércoles, 11 de octubre de 2017

¡BUEN VIAJE A FÁTIMA!

Fátima se convirtió en lugar evocativo de la presencia de un Dios bello y misericordioso. La petición de la Señora del Rosario de que allí fuese construída una capilla evoca la construcción permanente de la iglesia a través del encuentro con Dios. La peregrinación a Fátima es evocación de un camino interior al encuentro del Dios bello y bueno. Cada paso dado en dirección al santuario es llamado a ser paso dado en la intimidad con el Jesús escondido, que tanto apasionó a los tres niños de Fátima, y que no dejará de cavar pozos de intimidad capaces de convertir la vida del peregrino. El camino exterior de la peregrinación a Fátima es invitación a un camino interior en la intimidad del peregrino, con la compañía de María, en la búsqueda de Dios y en el cuidado atento a los hermanos. Porque peregrinar a Fátima es recorrer un camino de transformación: volver a ser niño en la confianza en Dios, en la madurez inocente de la fe, al igual que los primeros testigos de la belleza de Dios en Fátima, Francisco, Jacinta y Lucía.
Esperemos que el camino que inicia un grupo de la Parroquia a Fátima produzca frutos de conversión.

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